Pensamiento del martes 11 de abril de 2017.
"Como las consecuencias de su forma de pensar y de actuar no son inmediatas, los humanos raramente comprenden las causas de sus desgracias. Cuando se abandonan a los desórdenes interiores o cometen actos reprobables, es raro que les sobrevengan enseguida catástrofes. Se sienten igual que antes… ¡y a veces incluso mejor que antes! ¿Por qué la Inteligencia ha dispuesto las cosas de esta manera? Para dar al ser humano el tiempo y las posibilidades de tomar conciencia de sus errores y de repararlos. En vez de poner en marcha de inmediato la ley de las causas y efectos, con su sabiduría y su amor, le da crédito, le deja un tiempo para reflexionar y para rectificar su conducta.
Un hombre trasgrede ciertas reglas de la vida social: por ejemplo, no declara exactamente sus ingresos en su declaración de impuestos. Transcurridos algunos meses o algunos años, el fisco le pedirá cuentas, y esperando el fallo, todavía estará a tiempo de pagar su deuda. Lo mismo sucede en la vida interior, y esta posibilidad de revisar, de corregir, que ha sido concedida al hombre, es un aspecto de la sabiduría y del amor divinos."
"Como las consecuencias de su forma de pensar y de actuar no son inmediatas, los humanos raramente comprenden las causas de sus desgracias. Cuando se abandonan a los desórdenes interiores o cometen actos reprobables, es raro que les sobrevengan enseguida catástrofes. Se sienten igual que antes… ¡y a veces incluso mejor que antes! ¿Por qué la Inteligencia ha dispuesto las cosas de esta manera? Para dar al ser humano el tiempo y las posibilidades de tomar conciencia de sus errores y de repararlos. En vez de poner en marcha de inmediato la ley de las causas y efectos, con su sabiduría y su amor, le da crédito, le deja un tiempo para reflexionar y para rectificar su conducta.
Un hombre trasgrede ciertas reglas de la vida social: por ejemplo, no declara exactamente sus ingresos en su declaración de impuestos. Transcurridos algunos meses o algunos años, el fisco le pedirá cuentas, y esperando el fallo, todavía estará a tiempo de pagar su deuda. Lo mismo sucede en la vida interior, y esta posibilidad de revisar, de corregir, que ha sido concedida al hombre, es un aspecto de la sabiduría y del amor divinos."